El desengrasante es un asiduo en las estanterías y vitrinas de los mismos establecimientos en los que nació, sesenta años después
El Milagrito nacía en los años 60, muchas droguerías y pequeños establecimientos comenzaron a apostar por aquel desengrasante que prometía quitarlo todo. Y como así era, su creciente éxito hizo que las tiendecitas de barrio lo fueron incorporando a su cartera de productos. Sesenta años después, se pueden ver envases de El Milagrito en esas mismas droguerías y perfumerías, liderando los escaparates.
A lo largo de estas cuatro décadas han cambiado muchas cosas, desde el color de la botella a los propios consumidores o la decoración de los puntos de venta. Pero hay algo que no se ha modificado: el desengrasante, que sigue siendo uno de los más aclamados por los clientes.
La Droguería Marina abría sus puertas en 1997, hace 25 años. Viendo que la tienda iba aumentando su clientela, Francisco Gallardo Benítez decide dejar de lado la frutería en la que trabajaba para dedicarse de lleno al negocio que había empezado su mujer. En la actualidad, Droguería Marina cuenta con 12 empleados, además de Francisco, su mujer y su hijos, así como un almacén de distribución y dos puntos de venta.
El Milagrito aparece en sus estanterías desde hace más de 20 años. Según Francisco, “se consume bastante más en comparación con otros productos”, algo que han comprobado dándose cuenta de que “antes comprábamos por caja y ahora compramos por palés”. Sin embargo, otros artículos de Fabrienvaf Nuca también están presentes en sus tiendas, como el oxígeno activo, el limpiador abrillantador o la garrafa de cinco litros.
Para limpiar su casa, aunque “los comerciantes usamos el que se rompe”, Francisco siempre tiene un bote de ‘El Milagrito’ en la despensa: “Si soy sincero, a mi mujer le gusta mucho”. Como ellos, Eva Cristina Domínguez Ortiz, dependienta de una de las tiendas de Droguería Marina, también lo utiliza en su hogar: “Mi madre es el que quiere, no le gusta otro, y aquí las clientas están súper contentas con él”.
Por su parte, en la Droguería y Perfumería El Rocío se puede observar un fenómeno parecido con ‘El Milagrito’. Faustino Clemente es copropietario del negocio fundado en octubre del año 1988. Un local que lleva 35 años abierto al público gracias al esfuerzo de toda una familia, trabajando con productos de Fabrienvaf Nuca desde “toda la vida”.
Sus padres fundaron el negocio en el que ahora trabajan su hermano y él. Por aquel entonces, los dos jóvenes, actuales propietarios, ayudaban en todo lo posible. Ambos han sido testigos del éxito de ‘El Milagrito’.
Tal y como explica Faustino, “la clientela ha ido cambiando, aunque el producto se ha seguido consumiendo porque, al ser un desengrasante de muy buena calidad, se ha seguido consumiendo mucho”. De ahí que, aunque “los clientes siempre lo han pedido, incluso cuando no se llamaba ‘El Milagrito’ ya nuestros clientes lo pedían con ese apodo.”
Sin duda, “el que más se vende es, indiscutiblemente, ‘El Milagrito’, pero hemos tocado todo, desde el limpiahornos, el fregasuelos que tenemos ahora nuevo, los oxígenos activos… Pero realmente el 90% del global de ventas es del quitagrasas El Milagrito”, explica.
Al igual que Francisco, Faustino utiliza ‘El Milagrito’ en casa: “En casa lo usamos muchísimo, mi mujer me lo pide en garrafas de 5 litros, para tener siempre. Para la ropa del trabajo es muy bueno, aparte, lógicamente, de para la limpieza. Lo usamos para limpieza en general, pero, sobre todo, en prelavado para la ropa, porque la escamonda muy bien”.
Manuel Baro Álvarez, propietario de la Droguería Baro, también es amante del multiusos, algo que deja claro cuando dice, con orgullo, “yo limpio con ‘El Milagrito’ mi casa”.
Baro lleva 37 años al frente del establecimiento y Fabrienvaf Nuca fue de sus primeros proveedores. El negocio y ‘El Milagrito’ han evolucionado de manera simultánea. Según Manuel, la clave del éxito del multiusos está en “el boca a boca”. Su crecimiento fue “de poquito a poco”, pero las recomendaciones de unos a otros han sido un punto a favor y lo que, además de la calidad de sus productos, ha llevado a Fabrienvaf Nuca a estar donde está.
‘El Milagrito’ no entiende de edad, y tanto jóvenes como mayores lo compran. Siendo, según el empresario, “el caballo de batalla” principal de la marca, su fórmula y eficacia multiuso han posicionado al producto como “posiblemente el mejor desengrasante del mundo”.